lunes, 6 de julio de 2015

Capítulo 22°

Un fotógrafo se acerca hacia Victoria llamándola.
–¡Señorita Bandi! ¡Señorita Bandi! –Victoria lo mira dándole de su preciada atención -noten mi sarcasmo- y el chico se ruboriza mirándola. –Señorita ¿puedo sacarle una foto junto a su acompañante para el diario local?
–Claro. –Se sonríe Victoria y rodea mi brazo sobre su cintura, presiono y queda muy a mi lado con nuestras manos entrelazadas. 
–Muchas Gracias Señorita Bandi y… –Me mira queriendo saber mi nombre. Trago.
–Marcos Guerrero. –Respondo.
–Gracias. –Asiente saliendo a correr como si ella fuera a arrepentirse o algo así. Victoria se sonríe.
–Las primeras veces con usted Señor Guerrero son siempre más que agradables.
Continuación:
Más tarde compartíamos la mesa con Julian y Natacha, digo compartíamosss porque a mi lado tenía a las dos damas mas importantes de mi vida, una lo fue en mi pasado, la otra lo es hoy, aunque no se si lo sera mañana.
-¿Todo esta bien Marcos? -Pregunta Victoria en un murmullo. Levanto mi mirada notando que me estaba guardando mis pensamientos para mi, pero en público.
-Oh si, solo estaba pensando, lo lamento. -Ella se sonrió.
-No hay porque cariño. -Ella acarició mi mano y miro hacia mi otro costado en donde la mirada de Victoria se dirigía. Allí me encontré con la intensa mirada de mi madre sobre nosotros. Isabel Fontana era muy alterante cuando lo deseaba también.
-¿Todo esta bien mamá? -Ella asintió.
-¿Puedo decir lo mismo de vos o Victoria Bandi te acosa mucho? -Siento la sonrisa de Victoria, pero mi madre mantiene su postura seria, se que bromea y al parecer Victoria también.
-Mamá, Victoria hace lo que digo, esta demás hacer notar que es mía, jamás me haría daño... -¡JA QUE IRONÍA! Dirijo mi mirada machista hacia la suya y noto eso, frialdad. -A veces pienso, que hasta yo mismo podría lastimarla... -Terminé y ella suavizó su mirada aclarándola y sonriendo.
-No es nada cariño, sos auto suficiente para mi. -Terminó. Frunzo el entrecejo, y ella se sonríe. Todos se distraen inútilmente por nuestras "charlitas de pareja" mientras yo me extiendo al oído de mi novia y murmuro. 
-¿Auto suficiente? Realmente es muy mala para la dulzura y el afecto Srta. Bandi... -Ella ríe.
-Te dije que eso no esta en mi disco rígido, además ya lo sabes de sobra no se que es lo que te sorprende cariño... -Me guiñó un ojo. Me río, ella es irresistible. 
Jugué mucho y me aproveché mucho más con eso de que eramos novios, ella correspondió el juego un poco más, pero siempre me recordaba que iba a pagar por todo, cosa que me desanimaba un poco y me devolvía a la realidad de nuestra relación Dominante-Sum que sobrellevamos. 
A veces soñaba con que ella era una excelente mujer autosuficiente si, adinerada si, pero feliz, dulce y cálida Victoria Bandi que soñaba con amor y felicidad eterna junto al hombre perfecto, casarse, tener hijos, una familia y ser ama de casa para su marido. Cosas imposibles que soñamos los idiotas. Lejos quedaban mis viejos sueños, solo anhelaba que ella fuese normal y me amara, me amara tanto, como yo estaba descubriendo, que la amaba a ella.
~~~
Más tarde Victoria me dijo que era mejor que nos vayamos a mi departamento, le aseguré que todo era un desastre de recien mudados, pero ella insistió ya que sabia que Julian llevaría a Natacha hacia otro lado y mi mamá estaba en un Hotel con su prometido quien llegaba hoy de Cancún. Yo me aseguré de que los planes de mi hermano así fuesen y este me dijo algo como "la voy a llevar a un lugar especial" y yo respondí que "entonces, sea toda la noche". Nos reímos como idiotas, este entendió lo que le quise decir obviamente y nos despedimos entre todos masivamente.
Cuando llegamos al estacionamiento, noto que mi hermosa novia había venido manejando ella misma, o eso es lo que creo ya que Roberto no esta en ningún lado. Cuando observo su auto a lo lejos, no me quedo mas que enamorado de su Kia 'Cerato Koup' blanco, que en este mismo momento descansaba en el patio de la universidad. 

Mientras babeaba como los poco rayos de sol que quedaban iluminaban ese hermoso auto, Victoria presionó el seguro y me señaló que me sentara al volante.
-¿Estas segura? -Pregunté y ella enarcó una ceja.
-No, no me arriesgaría a que aboyaras mi auto. Entra, vamos. -Me dijo y se subió en el volante. Me sonreí y rodee es perfecto auto para subir al asiento acompañante. -Cinturón. -Dijo al instante que ella se ponía el suyo. Así hice observando su interior, que suave y bien huele a jazmines y noto un breve sonido de fondo que sonó cuando ella lo encendió. 
-¿Mozart? -Pregunté y ella asintió como si fuese lo más obvio.
-Siento cierta relajación cuando lo escucho, me ayuda a no alterarme cuando manejo, tengo que soportar que cada idiota me interrumpa el paso, que a veces... Necesito contenerme a no mandarlos a todos a la mierda. -Me reí y ella sonrió. 
-Am, esta comprobado científicamente que los hombres manejan mejor que las mujeres, no entiendo porque decir que "no te arriesgarías a que aboyara tu auto" se manejar muy bien, fui corredor de chico, para que sepas, tu auto es una estupidez para mi... -Ella asintió.
-Ya se cariño, pero es mi auto y no dejo que nadie lo maneje más que yo, a veces me canso de tener que ser tan dependiente ¿sabes? Hoy fue esa ocasión, quiza... Más tarde te deje. -Aseguró y noté un leve suspiro de "eso jamas va a pasar" -Lamentablemente el destino te hizo una mala jugada, porque soy muy buena conductora, y administradora, y gerenta , y am, dominante... -Terminó y frenó haciendo que mi cabeza se hiciera hacia delante.
-¡Ey! -Me quejé y cuando nos miro, estabamos estacionados del lado contrario frente a mi casa y ella sonreía. ¿pero como...?
-Abajo Guerrero, salí de mi auto ahora. -Se quejó y me desprendí el cinturón para bajarme. Y cuando bajo ahí estaba... esperen, ¿y mi auto?
-¿Que? ¡No me mires así Marcos! -Jadeé... es un, un, un, un 'Cerato Forte' negro y estaba acá, estacionado en el patio de mi casa, en donde antes estaba mi escarabajo.

-Victoria, es, es... -Dije y seguía babeando, Victoria sonrió.
-Si, y es tuyo. Congratulation cariño... -Dijo y extendió una mano haciendo sonar el auto y dándome el mando del mismo. Obviamente la miré atónito y ella me abrió la mano dejandome el mando y tirando de mi. -Yo misma me encargué de tu auto y al parecer, era un verdadera reliquia, no te imaginas lo que un alguien pagó por él. -Se rió con gracia, pero yo seguía anonadado con lo que, al parecer ahora era, mi auto.
-¡Por dios Victoria! -Pegué un salto y luego me di la vuelta para mirarla. -Nena tengo, tengo que besarte, o algo tengo que hacerte... -Dije en un estado algo deplorable, Victoria se alarmó, pero luego se acercó a mi sonriente.
-Entonces hacelo cariño... -Dijo riendo y tomé sus mejillas mientras me adueñaba de su boca así como ella lo hacia de mis sentidos y mi corazón.
-Sos fabulosa... -usurré sobre su boca y ella sonrió meciendo su cabeza.
-Es solo plata cariño, si supieras lo que puedo hacerte con estas dos manitos... -Dijo tomando mis manos y apoyándolas sobre sus brazos, pero nuestro contacto era más cercano ahora. Su pecho y el mío chocaban al igual que nuestras respiraciones, el deseo se ampliaba, pero yo estoy con humor hoy...
-Em, de eso no tengo duda pero, esas dos manos serian capaz de... ¿preparar la cena? -Dije y me masajeé el estómago, ella rió y asintió.
-Por supuesto que si chico graduado, hoy es tu día... -Terminó dándome un beso e ingresamos a mi casa.
Apenas entramos conduje a Victoria a la cocina y yo me adentré al baño a cambiarme el traje y ponerme algo más informal. Victoria traía ropa en su auto que bajó antes de entrar a la casa.
-¡Marcos Guerrero! -Se quejó y corrí hacia ella.
-¿Que pasó? ¿Estas bien? -Me sobresalté tomando su mano, de pronto la cara de Victoria era más que asombrada por mi reacción, pero luego se sonrió.
-Estoy perfecta, tranquilo, es solo que... No hay ni un solo ingrediente en esta casa. -Suspiré con gracia.
-Me mude en la mañana Victoria, no hubo tiempo para pensar en eso... -Ella meció su cabeza.
-¿Y ahora que vamos a hacer? ¡Detesto las roticerias! -Se quejó un poco más y se me ocurrió algo genial.
-Bueno, podríamos solucionar esto pero para eso vas a tener que acompañarme... -Dije y ella me miró alzando una ceja.
-Dijiste que tenías hambre, y realmente yo también tengo hambre... -Reí y ella conmigo.
-Vamos de compras, ¡Vamos al super! -La expresión de Victoria me hizo reír un poco más, pero suspiró y asintió.
-Ok, si no nos queda otra. Voy a vestirme un poco más casual entonces. -Terminó caminando hacia el baño.
~~~
*Victoria*
¡Tanto años! Hacía tantos años que no pisaba un supermercado. Lo que un niño puede lograr, mi ropa parecía para una fiesta al lado de la gente que venia desde sus humildes casas a comprar para la cena, y yo haciendo de reina ¡Sos la reina! Claro, claro; pero no de este mundo, para este mundo no existo soy la cara tras un nombre en la pantalla, si no fuera la soltera más rica, codiciada y sexy de la ciudad, hasta ni existo... Bien, es gracioso igual, mocosos caprichosos correteando, mujeres embarazas con antojos, familias enteras detrás de un carro lleno que al parecer, es mensual y am, nosotros una pareja que al parecer somos sumamente normal, pero que con nuestra apariencia notamos ser "acomodados" como escuché una vez, por no decir (ni saber) si es rico o no, y si, eso es lo que imagino que todos ven, a igual que yo vería si no supiese la realidad.
-Algún día quiero ser como vos... -Dijo una fina voz de adolescente puberta a mi izquierda. Su pequeña sonrisa soberbia y su llamativa indumentaria dejaba su ombligo al aire debajo de grandes jeans y zapatillas. Levanté una ceja y mire hacia todos lados. -Si hablo de vos, se quien sos, la exitosa Empresaria, la más codiciada por todos los hombres, aunque suelen decir también que sos lesviana, realmente seria una pena, realmente sos sexy... -Se sonrió -Aunque no creo que más que yo. -Volvio a sonreir orgullosa y la mire de arriba a abajo y vi lo que llevaba entre sus manos, carbohidratos. Pequeña bulímica...
-Si eso crees es bueno tenerse fé, vas a necesitarla porque tenes aspecto de puta. -La niña extendió los ojos sin creer lo que decía, pero soy muy honesta. -¿Que le ves de bueno a mi vida? Soy una ingrata que tiene el dinero suficiente para alimentar el mundo cinco veces, y que rechazo a los hombres porque todos me parecen idiotas porque ninguno parece ser el correcto. Para llegar al éxito tenes que trabajar duro, estudiar mucho, y disciplina, seriedad, uno se olvida todo el mundo solo con pensar en un punto que es el futuro... El sexo no te lleva ni a la esquina si no se usa correctamente, y la bulimia tampoco, alimentate como la gente, si es más que obvio... No es tan fácil, abrí los ojos y no seas idiota, Mi mejor concejo. -Dije con crudeza y señalé el bolsón de galletas con chispas de chocolate, tuve una pequeña explicación de la abuela de como se hacen, no querrán saber las cosas grasosas y cero saludables que llevan, por más deliciosas que sean. Luego de lo dicho, caminé hacia Marcos, pero antes... -Ah, y vestite correctamente, yo si fuese tu madre ya te hubiera echo pagar por hacerme quedar como la madre de una pequeña puta, pendeja... -Murmuré y caminé hacia Marcos quien parecía debatirse con que producto quedarse, me acerque a este y lo bese, si, esto es un hombre pequeña perra, esto es un hombre de verdad que siendo una mujer como yo, no vas a merecer...
-¿Victoria? -Preguntó el mismo al verme ver a la pequeña puberta llorar luego de hablar conmigo, asentí con mi mirada fija a ella, ella no sabe lo que le espera, la triste y dura realidad, soy una idiota no debi... ¡No! ¡Si debía! Es más su madre tendría que agradecerme, alguien debía decírselo. Igual ella logró ver mi interior, quiza no sabe mis secretos, ni que fuese vidente, pero siento que ella notó mi oscuridad, notó mi frustración, mis tonos, mis sombras...
~~~
Cuando llegamos a la casa, Marcos me ofrece su ayuda, acepto.
-No soy muy bueno con la cocina, quiza puedas... -Levanto una ceja y lo miro con humor. -Ok, se que no me creiste, pero estas en mi casa, sos mi novia... -Estas vez levanté ambas cejas.
-¡Firmaste un contrato! Y entre ellos uno de confidencialidad, yo me entrometí en tu rutina y... Tenía que solucionarlo, además es una... simple puesta en escena. Pero, no es necesario que actúes, podes quedarte Marcos. -Dije sonriente, este me miro desconcertado. ¡Dios! ¿Que es lo que me cuesta tanto? 


CONTINUARÁ...

sábado, 21 de febrero de 2015

Capítulo 21°

*Victoria*
¡Woa! No había sentido algo que fue tan simple tan… especial… ¿Especial? ¿De qué mierdas hablas Bandi? Caminé dos pasos lejos de la habitación y luego miré a un costado no pudiendo seguir, no queriendo irme… ¿No quieres irte? “¡No duermo con nadie!” ¿Recuerdas? ¡SI! ¡SI MIERDA SI RECUERDO! Caminé nuevamente a la habitación y la abrí viendo a Marcos tendido tal y como lo dejé cuando salí hace un minuto.
Suspiré y desamarré el nudo de su bata sacándosela, luego tomé la frazada y lo cubrí con ella, Marcos suspiró extenso y abrazó la almohada. Sonreí, yo estoy sintiéndome confundida, jamás di menos de diez azotes… ¿Piedad? ¿Tú? ¿Estás bien?
Rodeé la cama y me senté del lado del que su rostro estaba descubierto… Sonreí, su rostro es más joven cuando duerme, su tensión, su timidez desaparecen, parece más valiente dormido… Pasé la punta de mis dedos por su mandíbula, Marcos suspiró y se movió, me levanté inmediatamente, esto no puede ser así… ¿QUÉ MÁS DA? ¡A la mierda! Me recosté y lo amarré en mis brazos. Estoy perdiendo la cabeza…
~***~
*Marcos*
Me levanté y para mi beneficio ya no me dolía el trasero, pero tenía una muy cálida enredadera alrededor de mi cuerpo, abrí al fin los ojos y noté la cabellera rubia de Victoria bajo mi mentón. Extendí los ojos con sorpresa y ella se removió abrazando mi cintura, ella es tan diminuta y hasta parece débil dormida…
Me deslicé con el mayor cuidado de no despertarla hasta la altura de su cabeza, removí las hebras que sobraban en su rostro y me alejé de tocar su cuerpo, podía espantarla y es lo que menos quiero. Pasé la mano sobre el cordón de la bata y lo tiré.
Su piel desnuda era tan pálida, tan pálida y rosada, sonreí y me acurruqué contra ella, no la toco, pero me acorralo contra ella ¿Sera lo mismo? Ella gimió.
Tiene un sueño bastante pesado, su boca esta ligeramente abierta y emite un pequeño silbido. Acaricio su mejilla, su mentón, su cuello, ella despierta…
–Buen día bella durmiente… –Sonrió cuando me vio, murmuró algo sin sentido y notó su cuerpo pegado al mío… Rápidamente extendió los ojos color caramelo de miel, que ahora eran chocolate fundido al notar que estábamos abrazados y pegados uno con el otro ¡Mierda!
–¡Dios! –Saltó y se levantó rápidamente… –No puedes, no, no puedes… –¿Qué? ¡No la toqué! Rodé los ojos. –Marcos… ¿Acabas de poner los ojos en blanco? –Levantó una ceja y me miró, o no esa mirada, no la mirada…
–Maso menos, realmente me frustra que no me escuches cuando te digo que NO te eh tocado, solamente me acurruqué a vos, tal cual como estabas vos contra mí. –Me quejé y ella se asombró cuando le dije la última parte…
–Am… –Me levanté sonriendo y meciendo la cabeza, ella esta total y completamente loca.
–Voy a hacer el desayuno. –Me pasé la bata una vez más, ya que no recuerdo en donde está mi ropa y la dejé sobre la cama sin mirar atrás.
~***~
Estábamos sobre la mesa, su desayuno preparado lo acomodé sobre la lujosa mesa de roble pulida y ella me miró de reojo, ahora estaba un poco más despierta, al parecer estaba meditando lo sucedido que no se dio cuenta que estaba en la habitación del “Sumiso”.
El café negro y las tostadas de pan integral descansaban sobre el individual de algodón negro, me sonrío cuando la veo fruncir el entrecejo y pongo las mermeladas de todos los tipos que encontré, había de naranja, de frutillas, de manzana ¿Alguien había comido antes mermelada de manzana?, y mi favorita, de arándano. Me senté frente a ella y ataqué al café cortado como si no hubiese comido hace tres años. Victoria no pudo evitar sonreír, pero ninguno cortaba nuestro pacífico silencio… Aunque, a Victoria siempre le gusta llevar el mando, cortar las reglas y reorganizarlas a su manera, o en este caso, cortar silencios…
–Am, estaba pensando eso de tu… Viaje. –Dijo con disgusto, ella no quiere que me vaya, lo se… Abandoné la comida y la miré expectante. Ella negó. –Si dejas de comer no sigo hablando hasta que termines… –Retomé mi desayuno, pero sin dejar de mirarla, ella asintió y prosiguió. –Buen chico. Me parece que, Julián tiene razón. Deberías tomarte vacaciones. –La miré sin expresión y asentí.
–Las necesito. –Murmuré. –Podes acompañarme si así lo deseas… –Victoria levantó la mirada hacia mí y dejó la taza de café. Negó rápidamente.
–No. Son tus vacaciones, además de que no es correcto. No. –Fruncí los hombros y asentí.
–Está bien, si no queres… –Me sonreí. –Cancún, al otro lado del continente… –Murmuré y ella siguió con su desayuno. ¿Lo estará meditando? Quizá se arrepiente y viene…
~***~
Luego de la mañana, Victoria siguió con su rutina.
Yo… yo volví a casa, no trabajo hasta la semana siguiente. Mañana Julián nos mudará, y yo me voy mañana en la mañana, ya que mamá se casará el sábado.
Mi madre es de esas personas cabeza dura que si no se hace lo que ella desea, puede llegar a conocerse su lado molesto y escandaloso. Le dije que quizá no iba a su casamiento y casi que cruza por el teléfono y me golpea. Ella llegó en la mañana de su viaje. Ahora insiste en cocinarme. Y eso me recuerda a Victoria, desde que estoy con ella no deja de obligarme a comer a cada rato, a veces no es tan difícil echar de menos a mi madre estando con ella.
Ruedo los ojos y camino por la sala de la casa, las cosas guardadas en cajas. Hoy nos recibimos. Que rápido pasó todo, recuerdo el día en el que comenzábamos nuestros estudios y yo me decidía por, que carrera seguir no queriendo hacer nada realmente. Me sonrío, era un novato.
Me acerco al espejo con el traje que logré comprarme hace unos años para el velorio de mi abuela. El traje negro básico con la corbata negra es suficiente, estaba común y sinceramente no necesitaba nada más.
Cuando presto atención a mi reflejo, noto que hay un cambio desde una semana atrás cuando estaba ojeroso soñando con rubias de ojos caramelo de miel y largas piernas pálidas, entre exámenes finales y un agotado trabajo de trasnoche. Pero ahora, que soy dueño/propiedad de la rubia con ojos caramelo de miel y largas piernas blancas, Graduado de la Universidad de Palermo y socio minoritario de la Imprenta AIPBS puede decirse que mi vida no va tan mal… Aunque “Sadomasoquismo” esté dando vueltas por mi cabeza de una manera muy molesta.
El timbre suena sacándome de mis pensamientos haciéndome caminar hacia la puerta, por supuesto mi madre ya abrió.
–¡Oh por dios que hermoso! –Dice mi madre abriendo el cierre de eso que envuelve un, creo yo, traje. Levanto una ceja y el chico ríe mirándome.
–¿Marcos Guerrero? –Asiento sin saber que decir. –¿Puede firmarme por favor? –Vuelvo a asentir.
–Claro. –Con dedos temblorosos tomo la lapicera y firmo sobre el casillero, el chico sonríe y se retira, cierro la puerta y mamá me mira con una tarjeta en la mano.
–¿Victoria? –Ruedo los ojos y le saco la tarjeta.
–No seas entrometida mamá… –Pido y agarro la tarjeta.
“Llegó el día, ¡Enhorabuena!
Te felicito Marcos, estoy orgullosa de vos. Creo que esto va a ser necesario para ser el único entre la multitud. Nos vemos en tu Graduación.
PD: No olvides ponértelo.
Victoria.”
Me sonrío y observo el traje sacándolo de lo que lo envuelve. Un perfecto traje hecho a medida con camisa blanca almidonada y una corbata plateada con un patrón algo delicado. Sonreí nuevamente y volví a tierra cuando noté que mamá se reía a carcajadas.
–¡¿Qué?! –Me quejé y ella negó secándose una lágrima ¿Cuál es la gracia?
–¿Quién es ella? ¡Estás enamorado! –¿Ah? ¿Enamorado? ¿YO? ¿De VICTORIA BANDI? ¡Eso es una jodida broma!
–¿Estás loca? ¿E-e-enamorado? ¡JAMÁS! –Tomé el traje y caminé bastante enojado hacia mi habitación.
–¡Enojate! ¡Pero a mí no me engañás! ¡Soy tu madre!  –¡Ah! ¿Qué madre es esa? ¡No puede involucrarme así con tremenda mujer! En cuento pasen tres meses, ella va a anular el contrato y me borrará de su vida.
~***~
En cuento llego al enorme patio de la Universidad, me siento en uno de los asientos del medio, Julián viene sonriente junto a Natacha ¿Qué demonios hace ella acá? -¡PROMETIDA!- Me gritó mi subconsciente y la recordé, cierto. Ella se despide haciéndose camino entre los familiares, Julián le señala a mi madre, se acercan a ella y Julián las presenta ¡Demonios! ¡Ella va a decirle lo de Victoria! Me acerco a ellos rápidamente.
–Natacha Bandi, ella es Isabel Fontana la madre de Marcos. Isa ella es hermana de Victoria Bandi, la novia de Marcos. –¡Tarde! ¡TARDE!
–¡Uau linda, un placer! Espero conocer a tu nombrada hermana hoy… –Ruedo los ojos y Natacha sonríe amablemente saludándose con un beso en la mejilla con mi madre.
–Eso espero también Señora Fontana. –Mamá extendió los ojos.
–¡Oh no nena! Por favor llamame Isabel nada más. –Natacha sonrió cuando la saludé y fulminé a Julián. Le golpeé el brazo.
–¡Auch! ¿Qué? –Abrí los ojos y murmuró “Perdón”. Sabía que Victoria y yo no somos más que… Amigos... con… derechos.
–¿Vamos ya? Tenemos que sentarnos. –Asintió y caminamos juntos hacia las sillas en el centro del patio.
El directivo y los profesores se acomodaron sobre el escenario y Victoria estaba allí, junto a los Rectores y demás. Sus ojos no me buscaron, pero puedo notar su mirada intensa a una milla de distancia, ella sabe en donde estoy, ella ya me tiene ubicado, lo sé.
–¡Disimulá! –Se quejó Julián riendo. Chasqueé los dientes quejándome y este rió más.
Volví a mirarla, su pollera negra y su saco en conjunto, su blusa blanca, su postura seria y adulta. Suspiro y ya me siento ruborizado. Los labios, esos labios rojos y míos. Niego y Julián sonríe. Miro hacia Natacha y esta señala a su hermana cuando mi madre abre los ojos de par en par tapándose la boca. Mi madre la conoce. ¡Mierda claro que sí! ¡Es la multibillonaria Victoria Bandi!
~***~
Me quedo boquiabierto cuando escucho el momento en el que Victoria habla. Ella o su compañía -como recalca a cada segundo- hace mucho por la Universidad, y no solo por esta, sino por otras cinco más. Tiene muchas fundaciones y… ¿Trata de salvar al mundo del hambre? No entendí ese proyecto, algún día voy a preguntárselo bien. Sonreí en cuanto agradeció y me paré a aplaudirla. Es increíble su disponibilidad y generosidad, ella es tan humilde, pero a la vez no se priva de vivir como la mejor. Es tan contradictoria… que confunde.
Mientras el Rector -quien siempre suele ser el último en hablar- habla, Victoria al fin me observa. Su mirada brillante de color caramelo, sus manos descansan sobre sus piernas perfectamente cruzadas, y parece petrificada. Suspira y una sonrisa esta oculta en su rostro, se nota, no mucho, pero se nota. Arrastra las yemas de sus dedos de la mano derecha sobre la falda, y se acaricia levemente el labio inferior, levanto una ceja hacia su mirada intensa y me muerdo el labio. Me sonrío y aplaudo cuando ella lo hace.
Al fin, nos levantamos y no tengo que esperar mucho para recibir mi diploma, pero sonrío cuando Julián Giménez se acerca hacia Victoria -que entregaba medallas- estrechando su mano y mirando hacia mí. Rudo los ojos y luego me toca a mí. Victoria se acerca a mí y me murmura.
–Te felicito Cariño. –Me da un beso sobre la mejilla.
–Gracias. –Logro murmurar. Prosigue a ponerme la medalla.
Sonríe con esa perfecta y blanca sonrisa -matadora de pobres diablos- y me acaricia el brazo levemente antes de alejarse. Ella me guiña el ojo y camino hacia el final, saludando al próximo profesor, no dándome cuenta que estaba reteniendo la respiración.
Cuando bajo del escenario, mamá me abraza toda emocionada y me sonrío abrazándola.
–¡Te felicito mi amor! –La presiono contra mi pecho cuando ella solloza.
–¡Oh gracias mamá! –Me sonrío y ella se aparta limpiándose los ojos con un suave pañuelo que rocé con la mano. 
–Haber dejame ver tu Diploma. –Se lo entrego y Julián me abraza.
–¡Felicidades socio! –Festeja y me sonrío.
–¡Igualmente socio! –Le respondo y nos palmeamos la espalda a lo bruto. Como adoro a este idiota.
–Te quiero hermano. –Me dice y levanto una ceja sonriente, mientras Natacha se ríe junto a mi mamá.
–También yo pedazo de Gay.
–¡Ah! ¡Imbécil! –Se queja y lo vuelvo a abrazar. Natacha muestra una cámara y nos saca una foto a los dos juntos abrazados.
Luego me saco una junto a mi mamá y le saco una foto a Natacha junto a Julián. Cuando me estaba por sacar una foto solo, aparece Victoria a mi lado y Natacha la obliga a ponerse a mi lado. Acarició su mano y mi madre la mira atentamente aún bastante shockeada, mi madre la conoce. Victoria aprisiona nuestras manos.
–Señora Fontana. –Saluda a mi madre que no aparta sus ojos de ella. ¿Cuándo le dije el nombre de mi mamá?
–Isabel por favor. –Murmura mi madre sonriente.
–Isabel, Victoria Bandi. –Se presenta y estrecha una mano con mi madre. Pero Isabel la estira y le da un beso en la mejilla.
–Un gusto querida. –Se sonríe mi madre y ruedo los ojos. Victoria responde no pudiendo despegar la mirada de la mano de mi madre que descansó por unos segundos sobre su hombro izquierdo. Julián se ríe y cruzo miradas con mi “novia
–Y acá esta la novia de Marcos. –Insiste Julián, Natacha ríe y mi madre levanta una ceja a nuestras manos agarradas. Intento soltar a Victoria, pero ella se niega a soltarme.
–Bueno, parece que estamos todos presentados. –Dice Victoria con algo de ironía mirando seriamente a Julián, este se sonroja y Natacha levanta una ceja a su hermana. Victoria responde con su mirada fría.
–¡No me mires así Bandi! –Se quejó Natacha y Victoria rodó los ojos. Al parecer Natacha es la única que no se siente intimidada por su hermana, yo en cambio, si llega a mirarme así me arrodillo frente a ella.
–Uff, son mujeres hermosas realmente muchachos, ¡qué suerte! –Se ríe mi madre y camina delante de mí.
–¿Ya me estuvo investigando nuevamente Señorita Bandi? –Pregunto sonriente dejando que solo ella escuchara y ella me hace una tímida sonrisa de costado ¡Oh por dios lo que daría yo por esa sonrisa!
–Esos no son asuntos que le incumban Señor Guerrero. –Me río y mi madre nos observa. Natacha nos observa y nos saca una nueva imagen. Un fotógrafo se acerca hacia Victoria llamándola.
–¡Señorita Bandi! ¡Señorita Bandi! –Victoria lo mira dándole de su preciada atención -noten mi sarcasmo- y el chico se ruboriza mirándola. –Señorita ¿puedo sacarle una foto junto a su acompañante para el diario local?
–Claro. –Se sonríe Victoria y rodea mi brazo sobre su cintura, presiono y queda muy a mi lado con nuestras manos entrelazadas. 
–Muchas Gracias Señorita Bandi y… –Me mira queriendo saber mi nombre. Trago.
–Marcos Guerrero. –Respondo.
–Gracias. –Asiente saliendo a correr como si ella fuera a arrepentirse o algo así. Victoria se sonríe.

–Las primeras veces con usted Señor Guerrero son siempre más que agradables.

CONTINUARÁ...

sábado, 22 de noviembre de 2014

CAPÍTULO 20°

–No duele tanto ¿Ves? Sentí la pequeña y fina sensación de placer que te da… Además, deja la piel en un suave y bonito rosado que adoro... –La pequeña franjita blanca se convirtió en rosada y ella me miró ahora, bajé la mirada rápidamente y ella levantó mi mentón con la fusta. –¡Mirame! –Me llamó y así lo hice. –Asique, nivel tres… –Preguntó y dirigí la vista hacia el mostrador con látigos finos, con varas delgadas y uno bastante raro como con pelos largos y… eso.
Me puse rígido cuando, comenzó a recorrerme con la fusta. Me golpeó un muslo, gruñí.
–Deja de pensar tanto cariño, eso no te servirá de nada, aquí tienes que sentir y concentrarte en lo que digo… –Me aseguró. Se sonrió cuando extendí los ojos con sorpresa ¿Concentrarme y sentir? ¿Cómo se hace con todo esto a mí alrededor? La fusta golpeó duro en mi punta y grité.
–¡MIERDA! –Volvió a hacerlo. ¡Por dios! ¡No ahí!
–¡MODALES! –Me regañó y una vez más me golpeó.
–¡AGH! –Me quejé con molestia, era un dolor agudo. –Lo siento, lo siento. –Murmuré, se sintió una vez más contra mi vientre.
–¿LO SIENTES Y QUÉ? –Negué con frustración, no podía pesar mi consciente se estaba nublando, estaba frustrado. Me golpeó una vez más.
¡Por amor de Dios! –Jadeé.
–¡CONCÉNTRATE CARAJO! –¡Lo recordé mierda!
–Lo siento Mistress Victoria… –Murmuré. Ella asintió… ¡SI! ¡MIERDA SI! Dejé caer mi cabeza colgando hacia adelante exhausto.
–Oh pequeño Guerrero… Sos tan dulce, inteligente y terco… –Dijo con suavidad. Tomó ese pañuelo rojo que pegaba muy perfectamente con el tono rojo brillante con lo que llevaba puesto sobre su lindo cuello. –Te ayudaré a que aprendas a sentir nene, quedate quieto ¿sí? O tendré que castigarte… –Se quejó y cerré los ojos. Mierda ella obscureció mis ojos y no me deja ver nada. De pronto algo se presionó contra mi miembro.
–¿Te gusta mi trasero? ¿Es lindo verdad? –Asentí. Me azotó fuerte sobre el muslo izquierdo. –Concéntrate nene, concéntrate… –Decía en un gemido.
–Lo siento Mistress. –Murmuré y ella presionaba su gran y bonito trasero contra mi miembro. Mi respiración se agitaba cada vez más, Norah Jones cantaba sobre "Todo el amor" ¿AMOR? Que ironía... con su femenina y ronca voz se hacia escuchar. Victoria movía su trasero al compás bailando e imitando la voz, cosa que le salía bastante parecida…
–Love is a one thing, baby, that you won't find on the ground… –Cantó sobre mi oído. Oh si… Me mantuve quieto mientras ella pasaba sus brazos contra los míos, su cabello cosquilleaba mi rostro. Oh por dios…
–Victoria… –Murmuré y ella presionó con fuerza mi miembro. Sus suave y tierna piel… Cantó unas cuantas letras más y pasó la lengua por mi pecho, por mi garganta… –Please come one back this way… Come on back this way… –Gimió contra mi oído… Esa letra Victoria… ¿De qué mierdas hablas nena? Humedecí mis labios y ella volvió a frotarse contra mí. La canción comenzó nuevamente y parecía que la enloquecía. Sentí que se fue por unos momentos, pero cantó con fuerza y la oí cerca…
Cuando volvió la acompañaba un zumbido y dejé de respirar en un momento. Sentí como algo vibrante presionaba en mi pecho.
–Ah… –Gemí y ella presionó sus dedos sobre mis labios.
–Shhh… Silencio, sentí el seductor sonido de la música, esto es una linda varita que no va a hacerte nada malo. –Me convenció y volvió a acercarla hacia mí, esta vez pasó por mi entrepierna y ella seguía bailando y cantando, la canción sonaba, ella molestaba en los sectores más sensibles de mi cuerpo con la varita vibrante. Mi orgasmo se allegaba con fuerza cuando la varita se concentró en mi miembro y no se alejó.
–Mmm… –Me quejé y me azotó. –Lo siento Mistress. –Murmuré y ella volvió a azotarme en el miembro. Grité.
–¡ESO! ¡QUIERO ESCUCHARTE GUERRERO! –Me pidió mientras seguía frotando su gran y bonito trasero, la varita vibrante…
–Si Mistress Victoria. –Dije bastante alto. Ella alejó la varita, me golpeó una vez más y gimotee con dolor. Ella volvió a bailar contra mío y jugueteaba contra mi pene con su lindo, lindo, hermoso trasero. –Por dios… –Me quejé y ella me azotó. Acabé al fin y ella se alejó. Varias cosas se estrellaron contra el piso y sentí como suave y resbaloso se deslizaba por mi longitud. Limpiándome. Era su boca, presionó y succionó, una… Presionó y succionó más duro, dos… Presionó profundo, succionó duro y dejó pasar los dientes, tres… Mordió con fuerza, presionó profundo, succionó duro y dejó pasar los dientes, Se… Me volví a derramar y sentí que me rozaba contra algo, humedeciendo, lubricando… ¡DIOS SANTO!
–Vamos a ver qué tan bueno eres… Muévete, duro. Fuerte, Rápido… –Se enterró contra de mí y sé muy bien que es su lindo, lindo trasero. –Ah. –Se quejó agudo y largo… Respiré y me movía, suave despacio. –¡Rápido! –Llorisqueó azotando mi muslo con la mano. Me moví duro, fuerte, rápido con necesidad. Ella presionó en junto conmigo y gritó en su liberación, me allegué después de tres embestidas a su orgasmo.
–Si Dios… –Respiró y acarició mis piernas y se salió de adentro mío y gruñí molesto. No te vayas nena…
Se agachó tomando mi tobillo derecho, seguido por el izquierdo. Luego liberó mis muñecas y me caí hacia delante. Ella me sostuvo.
–¿Intenso no? –Asentí. Me quejé y recordé.
–Si Mistress Victoria… –Arrastré las letras y ella rió. Pasó mi brazo sobre su hombro y caminamos hacia la cama, me recosté sobre ella, cerrando mis ojos, gimoteando por mi trasero adolorido. La canción se alejaba y terminaba al fin. No vuelve a repetirse.
 –Levantate cariño, si vas a dormir vamos hacia la habitación. –Suspiré quejándome y me levanté. Ella deslizó la manga de la bata sobre mi brazo y luego sobre el otro. Realizó un rápido nudo y me dirigió hacia la puerta.
El pasillo estaba obscuro y la puerta se acercaba a nosotros. Llegamos a la habitación blanca que ella mencionó seria mi habitación y caí rendido a ella. Sentí su mano pasar por mi cabello y cerré los ojos, Adiós mundo, adiós…
~~~

*Victoria*

CONTINUARÁ...

viernes, 21 de noviembre de 2014

Capítulo 19° (3/3)

Continuación:

*Marcos*
Victoria se veía tensa, enojada. Oh mierda ella va a azotarme. Lo noté cuando presionó mi miembro bajo la mesa. ¡Mierda! Estoy muerto. Luego de haber saludado a la familia, me observó y se fue primero junto con Roberto, diciendo que lo enviaría por mí después de dejarla.
Acá estoy, esperando, hace media hora. OH Mierda… Que espantoso. Quizá pudiera irme a Cancún y no volver, abandonar todo. ¡Llama un taxi vete ya antes de que sea tarde! Me suplicaba mi subconsciente de rodillas. Negué ¡NO SOY NINGÚN COBARDE! Voy a enfrentar a esa mujer, pasaré la noche con ella y… Luego veo si me voy a Cancún o no.
Roberto se estacionó frente a mí y bajó a abrirme la puerta.
–Sr. Guerrero. –Me asintió. Lo observé y respondí subiendo al auto.
~~~

–¡Victoria llegué! –Nadie respondía, todo estaba obscuro y calmado en la sala del departamento, como si no hubiera nadie. Fue entonces cuando me acerqué a Roberto, pero él ya no estaba parado al lado de la puerta, ¿dónde mierda se fue? ¿Y cuándo? En fin, siempre tan callado el condenado.
Caminé hasta la habitación y esta estaba iluminada con la lámpara tenue sobre la mesita de noche de Victoria. Una nota en hoja blanca brillaba, letras hermosas, redondeadas era típico de la niña hermosa del salón. Es hermosa hasta en su manera de expresarse ¡¡Que mujer!!
Tomé la nota entre mis manos para leer lo que decía.
“Marcos:
 Te espero en el cuarto de juegos en diez minutos, desnudo, y arrodillado junto a la puerta.
Recuerda las reglas cariño. No mirarme, ni hablarme hasta que te dé permiso o sufrirás las consecuencias, y no puedes dirigirte a mí más que por Mistress Victoria.
No lo dudes, confía en mi Marcos y tendrás tu recompensa…
¡Que comience el juego!”
Retuve mi respiración unos segundos, mientras procesaba la información ¡Mierda! ¿Comenzar? ¿Realmente quiero comenzar?
Me desvestí rápidamente. Sin duda no lo tenía que pensar, tenía demasiadas ganas de probar su manera de Jugar como ella lo llama. Millones de sensaciones me recorren el cuerpo, entre ellas la adrenalina.
¡Maldita sea no soy masoquista! Y menos puedo ser sumiso, amo ser el que domina ¡Dios soy el Hombre! Deberíamos tratar de ponernos de acuerdo, pero hoy la complaceré para ver que es capaz de hacer conmigo.
Llegué a la habitación, doblé la manija e ingresé. Es tal cual como lo recordaba, el aroma dulce a mujer, y la mierda alrededor de toda la habitación.
Como todo hombre jamás  le tuve miedo a algo o alguien y definitivamente este no es el caso, pero que me pone nervioso y tengo la famosa gota gorda asomada en la frente, ¡la tengo!
Estaba muy incómodo con la maldita regla de estar desnudo y postrado al lado de la puerta de la sala. Eso sonaba excitante sí, pero también raro y vergonzoso. Igual lo hice.
Cuando sentía que pasaban los segundos, los minutos, varios minutos. Sentí un sonido… ¿Tacos?
No la mires, no la mires… Me decía una y otra vez recordándome que me castigaría si lo hacía. Finalmente no pude negarme a subir la vista cuando un par de bota rojas charoladas estaban frente mío, seguidos por las despampanantes piernas pálidas de ella. Llevaba un conjunto de ropa interior rojo furia incluyendo un maldito liguero que estaba sin sostener medias.
Mi pene ya erecto comenzaba a despertar entre mis piernas presionando mi vientre y finalmente llegué a ella y su rostro. Ella estaba mirándome firmemente a los ojos llevaba una fusta en la mano derecha y la agitaba sobre la izquierda mirando mis ojos que se encontraba con los de ella. Traía su cabello rubio platinado todo voluminoso en bucles que caían sobre sus pechos perfectamente tapados con un corsé rojo que le llegaba encima del ombligo sin taparlo. Sus labios carnosos delineados con un rojo sangre bien obscuro y esbozando una media sonrisa, me azotó el trasero con la fusta.
–¿Yo te di permiso para que me miraras? –Reaccionó. Yo le negué y volvió a azotarme. Gemí. –¡RESPÓNDEME! –Me impuso.
–No –Le murmuré y volvió a golpearme ¡Maldición DUELE!
–¿NO QUE, GUERRERO? –Me preguntó. ¡Lo olvidé otra vez carajo!
–No Mistress Victoria. –Se agachó y tomó mi barbilla, bajé la vista.
–¡Mírame! –La miré y sus ojos brillaba con satisfacción. –No te imaginas lo hermoso que te ves así Marcos. –Me sonrió y alzó su cuerpo para seguir imponiéndome.
–¡Párate! –Impuso sentándose sobre la cama. La observé y me paré. –Recuesta tu lindo pecho contra la cama y dejando tu lindo trasero sobre mis piernas ¡AHORA! –Así hice y ella tenía una linda vista a mi estúpido trasero. Me removí. –¡Quieto Guerrero! ¿Sabes porque hago esto verdad? –Preguntó, asentí. –¡RESPONDE! –Azotó mi pierna y respondí duro.
–Si Mistress Victoria. –Ella asintió y yo acariciaba mi mejilla en la suave tela de seda sobre la cama.
–Voy a azotarte Marcos, y contaras. Con fuerza. ¿Entendido? –Preguntó.
–Si Mistress Victoria. –Ella asintió orgullosa. Pasó la mano por espalda y poco a poco fue bajando… Su suave mano llegó a mi trasero y acarició su punto.
–Bien Marcos… Te diré porque serás castigado. Uno: Por beber alcohol cuando no estás conmigo. –Azotó con fuerza. Grité. ¿Cómo mierdas sabe? –¡CUENTA! –Se quejó.
–Uno. –Chillé. Ella volvió a acariciarme.
–Dos: Por haberme ocultado que mi hermana sería desposada… –Se sonrió con malicia y soltó su mano sobre mí.
Dios… –Ella no notó que no dije “dos”, me removí. Me enderezó y me acarició una vez más... ¡Cuánto que hice! ¡MALDICIÓN!
–Tres: Por haberme mentido cuando pregunté si Julián tramaba algo… –Se quejó. Y soltó su mano en mi trasero.
–¡TRES! –Grité. Ella ronroneó pensativa acariciando mi trasero.
–Cuatro: Por haberme contado luego de tres horas de saberlo, que planeabas ir a Cancún. –Levantó la mano y una vez más.
–Cuatro… –Murmuré con frustración y ya no sentía lo que sucedía, solo sentía cuando impactaba y cuando acariciaba.
–Cinco: Por hacerte el gracioso conmigo frente al ventanal de la casa de mis padres. –Se quejó y ¡zas! Me azotó con fuerza una vez más.
–Cinco. –Susurré. Cerré los ojos y me dejé ir. Me sentía molesto, duro y sin compasión alguna… Ella paseó la fusta por mi espalda y la presionó contra mi pierna. –¡Arriba Guerrero! Suficiente por hoy… –Informó y me levanté de encima de sus piernas. Me paré sobre mis pies y me sentía exhausto.
–¡Sígueme, de rodillas! –Así hice, mis rodillas se molestaron contra la madera oscura del suelo. Mi trasero chillaba ardiente y rosado de seguro. No puedo razonar a nada… Estoy perdido…
Ella caminaba a paso firme y seguro y yo la seguía arrastrando mis rodillas, como un animal… Hice una mueca de desagrado. Posando la fusta en mi hombro, la paseó por mi cuello y paró bajo mi mentón.
–¡Arriba Guerrero! –Ordenó y me paré, miré hacia abajo e hice cara de dolor a mis rodillas. –Ya te acostumbrarás… –Aseguró. Me presionó sobre la equis de madera y gemí con dolor cuando la dura textura rosó mi trasero adolorido.
Tomó la fusta, y la sostuvo con sus dientes mientras acariciaba una de mis muñecas, la atajó bien fuerte con unas esposas. Luego se agachó y tomó el tobillo del otro extremo de mi cuerpo y también lo ató. Igual hizo con mi otra muñeca y tobillo, las acariciaba y las ataba con fuerza, pero no tanto como para no soportarlo.
Finalmente tomó la fusta y la pasó con la lengua, desde la base hasta la punta para que yo lo viera.
Pasó la fusta por mi pecho y la hizo sonar en un fuerte azote sobre su muslo derecho… ¿O izquierdo? Ni siquiera se inquietó con su autogolpe. Jadee de sorpresa.
–No duele tanto ¿Ves? Sentí la pequeña y fina sensación de placer que te da… Además, deja la piel en un suave y bonito rosado que adoro... –La pequeña franjita blanca se convirtió en rosada y ella me miró ahora, bajé la mirada rápidamente y ella levantó mi mentón con la fusta.

CONTINUARÁ...

Capítulo 18° (2/3)

Continuación:

–¿Qué necesitas Victoria? –Preguntó bastante frío, nada de Murray en eso. Titubeé con miedo y lo miré me acerque a él y tomé una de sus manos.
–Lo lamento Mury, no quería molestarte. Debes entender que tocarme es… Para mí es como que me estes cubriendo el cuerpo con ácido. Por favor prométeme no volver a hacerlo y todo estará bien cariño… –El chico extendió los ojos ante mis palabras razonándolas, sin entender…
–¿Y porque es así Victoria…? ¿Acaso te han violado alguna vez? ¡Dime quien y lo buscaré lo mataré lo juro! –Sus ojos se extendieron, ahora con furia, con rencor. Negué. Si hubiese sido por lo menos eso pequeño, cerré los ojos negando. ¡Algo mucho peor! –¿Entonces que hermana? ¿Por qué todo es así? ¿Por qué solo rechazas mis abrazos como si fueran mierda y dices que los sientes como acido en la piel? ¿EH? ¿Porque? –Mis ojos se abrillantaron, prometí que jamás en mi vida volvería a llorar, no puedo empezar hoy. Esa sensación dura y molesta en mi garganta presionando y presionando. Los pinchacitos en mis ojos. Negué con frustración.
–No puedo Mury, no puedes saber porque, pero no ha sido eso. Quedate tranquilo que eso no fue. –Este negó, sus ojos celestes se aguaron. ¡Oh por dios! –No lo hagas… –Murmuré y ya sentí mi voz descompuesta.
–Victoria… –Me suplicó y negué con fuerza. No me obligues por favor… –Por favor… –Me volvió a pedir y negué nuevamente.
–No puedo, no puedo, no puedo, no puedo… –Dije varias veces. Mis ojos se contuvieron e idealicé un plan para tranquilizarlo. –¿Puedes hacer algo que te pida? –Acaricié su mejilla con tal suavidad que a mí sorprendió. Este me analizó y luego asintió posando su mano sobre la mía.  –Necesito que hagas lo que digo y no te muevas. –Este asintió. –Cierra los ojos Mury. –Me miró una última vez en los ojos y yo cerré los míos incentivándolo. Así hizo y observé su rostro relajado y joven. Mi pequeñito. –Ahora tomate las manos por la espalda y no las sueltes, o puedo llegar a morirme. ¿Puedes prometer que no te soltaras? –Asintió. –Respóndeme. –Le pedí.
–No voy a soltarme, lo prometo. –Tomó sus manos por detrás de la espalda. Lo miré con ternura... ¡Se claro…! ¡CAYATE! Y lo rodeé con mis brazos, apegué mi pecho al suyo y posé mi mejilla en su pecho. –Oh yo también te quiero mucho hermanita… –Aseguró y sentí como se pinchaban mis ojos una vez más. Me contuve…
–Por favor no lo intentes más… No puedo soportarlo. –Le pedí y este asintió.
–Lo prometo linda, lo prometo. –Dijo este dejándose ir con sus lágrimas. Oh él es tan libre y tranquilo. Me alejé de él y lo miré. –No lloraste por mí… –Negué sonriendo. –Nunca lloras… –Negué una vez más. –¿Puedes abrazarme así una vez más? Por favor… –Me pidió aún con sus manos sostenidas. Asentí sonriendo.
–Claro que sí. Puedo prometerte que cuando quieras darme uno solo me lo digas y yo te abrazaré. –Me sonrió con sorpresa.
–¿Eso es enserio Victoria? –Asentí con la misma sonrisa y al fin estuvimos de acuerdo en algo. Me miró de reojo mientras tomaba de él una vez más. Se escuchó un coro de jadeos detrás de nosotros. –¡Oh mierda! –Suspiré con fuerza y sé que mi familia está mirándonos.
–Victoria… –Murmuró mi madre y luego de eso me alejé de este.
Murray acarició mi mano para ingresar en la habitación sin darle mucha importancia a mi madre, a mi padre y a Natacha quienes miraban con sorpresa. Mi madre volvió a llorisquear.
–¡Oh no, no vuelvas a llorar mamá! –Le pedí caminando hacia ella. Ella negó muy sorprendida y Natacha se sonrió con los ojos cristalinos también. Mi garganta se reanuda una vez más… ¿Qué les sucede hoy? ¿Todos están complotados a querer hacerme llorar?
–Victoria ¿Acabas de abrazar a tu hermano? –Me sonreí y asentí afirmando.
–Oh estamos muy orgullosos de ti cariño… –Dijo mi padre bastante conmovido, y puedo decir que hasta sus ojos brillan tomando mi mano y sonriendo con gracia.
–¿Podemos cenar ya? –Pedí y ellos me asintieron con gusto y felicidad... Siento como algo por dentro golpea y golpea con fuerza y se siente muy bien… ¡Es tu corazón tonta! ¡Oh! ¿Tengo de eso?
Me sorprendí caminando hacia abajo por las escaleras, mi mano temblaba hasta que la sentí aferrada a la de mi hermana. Sonreí hacia ella quien me miraba con dulzura, oh pequeña Natacha…
–¿Esta todo en orden mi amor? –Preguntó Julián allegándose a Natacha y le pedí mi mano. Ella me soltó y se abrazó a su novio.
–Si todo está bien mi amor. –Dijo ella bastante serena. No sabía que haciendo esto mi familia se comportaría mejor e incluso se verían felices.
Miré a mí alrededor pero Marcos no estaba. Quizá se fue, ¿Quién querría esperar por una loca que no deja que su propio hermano la abrace? Negué suspirando con angustia. Realmente quería que se quede.
Lo busqué con la mirada hacia el living y me cosquilleó la oreja.
–Él se fue hacia el ventanal del living… –Murmuró la fina voz de mi hermana. Asentí y caminé hacia allí.
Al ingresar al living, Marcos tenía el borde de la cortina larga hasta el piso y miraba hacia afuera. Acaricié sus hombros y este suspiró.
–Hola cariño… –Dijo sonriéndose con gracia. –Se lo debía. –Dijo bastante gracioso. Me acerqué a su oreja.
–No juegue conmigo Sr. Guerrero, o sabrá lo que es bueno… –Este se puso tenso y yo tiré del lóbulo de su oreja, respiró con fuerza.
–Oh, entiendo… –Murmuró.
–Ahora entendes. Perfecto. –Murmuré junto a él. –¿Vamos cariño? –Asintió. –Respóndeme.
–Si cariño… –Me sonreí, es tan travieso. Se dio media vuelta y tomé su mano junto con la mía. Sus obscuros ojos me hacían nadar en las profundidades de un mar de chocolate. Me sonreí más ensanchadamente.
~~~
Luego de la cena, Marcos cerró el tema del futbol en la charla junto a mi padre, mi hermano y Julián. Ambos pares de ellos estaban en desacuerdo… Mi padre y mi hermano son de River, mientras que Marcos y Julián son de Boca. Todo estaba en contra por empate. Negué con frustración y mi madre me preguntó sobre mi trabajo.
–Oh sí. Aquello va perfecto como siempre mamá, no te preocupes por eso. –Ella se ruborizó negando.
–Solo quería armar un tema de conversación contigo, no es que me interese saber de tu vida personal hija. –Asentí, estoy tan distraída...
–Lo lamento, no quería ofenderte. –Mi madre negó.
–No lo hiciste querida, no lo hiciste. –Me aseguró con una sonrisa y asentí.
–¿Cómo fue el viaje en Francia, Murray? –Pregunté y este rió.
–Bien, perfecto. Estuvo increíble. Las francesas son una cosa preciosa. La torre Eiffel, el Arco del Triunfo, es todo muy bonito sí. –Sonrió probando bocado. Lo miré y este sonrió.

–¿Y el idioma? ¿Aprendiste al fin? –Asintió.
–Si sœur, parfait. – (“Si señorita, perfecto”) Aseguró en un acento extraordinario. Natacha aplaudió y asentí con una sonrisa.
–¿Fuiste a Paris mi amor? –Preguntó Natacha hacia Julián. Este asintió tragando.
–Sí, sí. Viví un año allá, mis padres decidieron vivir un año en cada país de Europa, viví en España, en Holanda, en Inglaterra, en Francia, y varios países más hasta quedar finalmente en Italia es en donde mi padre falleció. –Terminó. Todos los observamos y la mesa quedó en silencio unos momentos.
–¿Y tú Marcos? ¿Viajes? –Preguntó Natacha, la miré en regaño, ella sonrió. Marcos negó.
–Jamás eh salido del país… –Aseguró pensativo. Lo observé. Mjm… Mostrarle el mundo a Marcos, eso sería divertido. –Pero mi madre me ha invitado a su casamiento el próximo sábado en Cancún, México. Es en donde vive actualmente, con su actual prometido. –Ronroneó y me atraganté. ¿SE VA? ¿El próximo sábado? ¡ES EN TRES DÍAS! Mi hermana me miró con sorpresa.
–¿Estas bien Victoria? –Se sonrió algo divertida. Miré a Marcos con enojo.
–¿Cancún? ¿Este sábado? –Asintió con algo de tensión, su ceño fruncido profundamente procesando el mismo lo que acababa de decir…
–Marcos realmente se merece vacaciones Victoria. Hace tres años que no para ni un solo segundo. –¿Qué carajo? ¿Qué mierdas te metes Giménez? Lo fulminé con la mirada, pero este no la bajó. ¡Oh! ¡Me desafía!
–Por supuesto, es un ser libre de hacer lo que desee... –Pasé una mano sobre su muslo y me miró con los ojos grandes.
–Victoria… –Ronroneó cuando llegué a su debilidad.
–No sabes lo molesta que estoy contigo ahora ¿Por qué no me dijiste eso? –Pregunté cerca de él solo a su alcance auditivo. ¡Mierda! ¡Mira como me vengo a enterar! Presioné su miembro y gimió.
–Me enteré esta tarde cariño, lo siento. –Lo solté.
–¿Y tú quieres irte? –Marcos miró hacia un costado.
–Se casa mi madre, hace cuatro años no veo a mi madre nena… –Acaricié su mano y negué con frustración. Es su madre…
–Esta noche comenzamos a jugar Guerrero… –El asintió y tragó. –Si deseas irte, puedes hacerlo luego de esta noche. –Este negó.
–Debo hacerlo aunque no quiera Victoria, mi madre viene este jueves dispuesta a llévame a rastras de la orejas. No conoces a mi madre… –Levanté una ceja ¿Y quién es peor que yo Marcos? Asentí y lo dejé seguir comiendo, oh esto va a costarte caro Guerrero…
–Bueno, necesito su atención familia Bandi. Tengo algo que pedir e informar, tanto a mi novia como a su familia. –Jadee y Marcos presionó mi mano. Lo mire con sorpresa cuando este se sonrió con felicidad. ¡Oh no es cierto! ¡Sí lo es!
Julián se levantó haciendo a un lado la silla, se arrodilló frente a Natacha. Mi madre jadeó, mi padre sonrió y Murray rodó los ojos mientras yo mantenía mi boca abierta ante que él esté haciendo esto y saber que ¡Marcos lo sabía! Me encabrona peor.
–Preciosa, hermosa, reina, mi amor… Natacha Bandi, ¿me haces el honor de compartir tu vida junto a mí? –Preguntó este y ella jadeó al ver el anillo tan bonito y sencillo. Oh me hubiera avisado y comprábamos uno más caro… negué con la cabeza ¡No importa lo material en el amor Bandi! Oh, claro, lo siento ¿Qué iba a saber yo de amor?
–Oh Julián… –Llorisqueó Natacha con sorpresa.
–¿Eh? ¿Qué dices mi amor? –Este la miró expectante como la mesa entera y esta asintió para el deleite de todos… Para mí es muy joven. Pero ella me contradijo aún sin saber lo que, para mí sería lo mejor…
–¡Si mi amor! ¡Por supuesto que sí! –Chillo sonriente mientras lágrimas empapaban sus mejillas, al igual que las de mi madre y yo sonreía ¡Por lo menos ella es feliz, no como tú! Gemí en disgusto con mis pensamientos. ¡NO FUNCIONO ASÍ!
Julián pasó el anillo sobre el dedo anular de mi hermana y se besaron apasionados frente a la mesa. Rodé los ojos y Marcos se sonrió.
–Lo sabias… –Murmuré, este se puso rígido y serio asintiendo. –Marcos Guerrero… –Murmuré con disgusto y me acerqué a saludarlos. Oh Marcos Guerrero… ¡Esta es tu noche!
*Marcos*